Me gusta pensar que los artistas tienen sus hábitos y costumbres cuando van de gira, aprovechan para ver a los amigos en la ciudad que visitan, volver a ese hotel en el tan cómodos se sienten, cenar en ese restaurante en el que pueden comer el plato local hecho como ningún otro lado y tocar en la misma sala de conciertos en la que lograron esa conexión emocional con el público; que para Yo La Tengo volver al Apolo es como volver a casa y para nosotros es el reencuentro de algo conocido y agradable, también es estar en casa. A esa sensación contribuye la distribución del escenario, las alfombras y los vinilos colgantes pintados a mano y la cercanía con el escenario.

Si antes del concierto comentaba con mi amiga Pa cierto estancamiento de la banda en el apartado productivo (personalmente There’s a Riot Going On del 2018 no me parece un disco notable) lo cierto es que cuando el trío salió al escenario sentimos nuevamente esa magia sencilla que desprenden casi sin querer, ese mirarse y sonreír, y entonces comenzar la canción y ese paisaje sonoro construido poco a poco con melodías sencillas a las que van sumando capas y se redondea con armonías vocales marca de la casa. Ninguno de los tres pasaría el corte en los concursos de talentos que premian la exuberancia vocal, pero cuando ponen sus voces al servicio de la canción son capaces de generar un maravilloso éxtasis, situación que se pudo comprobar con el respetuoso silencio que el público guardaba para poder intuir las voces dado el bajo volumen de sonido.
Esperando las primeras convulsiones de Ira Kaplan, asistimos a la ya habitual permuta de instrumentos, ahora un teclado, después una guitarra de 12 cuerdas, un contrabajo… samples desde un iPod… sólo nos faltó Ira a la batería!

El concierto estaba planteado como un show sin teloneros (!) y con dos sets diferenciados, el primero «acústico» y el segundo «eléctrico» a imagen y semejanza del concierto que dieron en el Auditori en la presentación del Fade. Digamos que el acústico era en realidad algo más tranquilo y donde más temas del último largo pudimos disfrutar, dejando para la segunda parte los temas convulsionados y algunos clásicos emocionales como «Autumm Sweater», «Tom Courtenay» o el maravilloso final con «Blue Line Swinger». Para el bis, covers de Velvet Underground, The Scene Is Now y Gene Clark.

And I felt like Home.

Setlist

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